Voto electrónico, ¿democracia amenazada?

El tema está en boga desde hace tiempo. Hay países que lo utilizan, otros lo desestiman, algunos consideran implementarlo (como es el caso de Argentina) y varios lo probaron para luego volver al papel. Lo cierto es que el sistema de voto electrónico es un tópico controversial a nivel mundial.

En la 13º Ekoparty fue un eje central. Los organizadores pusieron a disposición su conocimiento y experiencia, a través de una carta abierta, para identificar vulnerabilidades de manera gratuita en los sistemas de voto electrónico utilizados en el país. Asimismo, instaron a las autoridades a proveer las máquinas para auditar.

Si bien esto no sucedió, tampoco impidió que Diego Aranha (investigador en criptografía y seguridad informática), explicase las vulnerabilidades del sistema en su país, Brasil, ni que luego se sumase al panel sobre el tema junto a Enrique Chaparro (especialista en seguridad informática y miembro de Fundación Vía Libre) y Harry Hursti (experto en seguridad informática y, particularmente, en sistemas de voto electrónico).

Luego de una hora y media de reflexión sobre el sistema a nivel mundial, hay una idea clara (en palabras de Chaparro): el secreto no es una característica del voto, es una protección ante la coerción. Poner en riesgo esto implica una amenaza a la democracia. En la auditoría realizada en 2012 en Brasil concluyeron que no estaban garantizados el secreto y la integridad del voto.

Los expertos coinciden en que es fundamental que el proceso mediante el cual se sufraga sea entendido en su totalidad por el ciudadano. El motivo conduce al segundo punto fuerte de unión: todos los pasos deben ser auditados. Si hay una persona que desconozca su funcionamiento, las elecciones pierden transparencia.

Los disertantes no desconocen los argumentos esgrimidos a favor: el voto electrónico es visto como una solución al fraude en papel, eliminaría la intervención humana y aceleraría los tiempos del recuento, proporcionando resultados más rápido. Sin embargo, Aranha puntualiza que en esta modalidad de sufragio la ausencia de personas es una ilusión, ya que, en un principio, el código empleado en el sistema está escrito por alguien.

Además, se preguntan: ¿es realmente importante el tiempo? “Si necesitamos tanta eficiencia, ni siquiera votemos, tiremos una moneda”, provoca Aranha. Chaparro continúa: “Es importante si el tiempo se mide en semanas, no en horas. El interés por la urgencia está en la televisión, que quiere continuar con su programación”. Y Hursti remata: “Es preferible tomarse su tiempo y asegurarse de tener el ganador correcto”.

Entonces, si la tecnología forma parte de la vida cotidiana; si todos los días hay avances que simplifican, agilizan y facilitan cuestiones; ¿no se puede construir un sistema de voto que supere al existente?

“Quizás, después de años de investigación y con un costo tremendo. El sistema de voto es difícil porque sus características son diferentes a todos los sistemas que podemos imaginar”, explica Chaparro. La dificultad radica en la contradicción intrínseca al problema: unir la idea de sistema electrónico con la de privacidad. Al respecto, el especialista señala que “hay muchos lugares para mejorar el voto, no lo hagamos en el punto más crítico. No toquemos el momento sagrado donde cada ciudadano es igual de poderoso que el otro”.

“Hay que garantizar la privacidad del voto para prevenir una situación en la que la necesitemos desesperadamente”, pide Aranha, quien considera que es aconsejable que, en caso de introducir software, este sea de código abierto (aunque lo considera insuficiente); que se mejoren los mecanismos sociales de control y que se tenga un registro en papel de la elección.

Hursti coincide: “La boleta en papel deja constancia de la intención del ciudadano. Es imprescindible utilizar la tecnología de forma responsable y no comprometer el sistema”.

La discusión continúa abierta y en Argentina promete no cesar en el futuro inmediato. Lo fundamental, quizás, es asegurarse de no intercambiar derechos ya adquiridos en pos de intentar mejorar el sistema de votación que tenemos. Por una vez, el papel puede no ser el enemigo.

En línea con estos argumentos, la Fundación Vía Libre realizó un documental para profundizar sobre la temática, titulado Caja Negra: el mito del voto electrónico.

Encontrá todas las notas de la conferencia bajo la etiqueta Ekoparty.

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