A causa del revuelo que trajo el anuncio de una prueba piloto, ayer Facebook publicó una aclaración sobre su iniciativa para prevenir la publicación no consentida de imágenes íntimas. Resulta que decidieron implementar un nuevo protocolo en Australia, en conjunto con el organismo gubernamental encargado de la seguridad digital, expertos y víctimas de esta práctica. La polémica radica en que el usuario tiene que enviarle a la red social las imágenes que no quiera hacer públicas.
De acuerdo al comunicado, el usuario (australiano, por el momento) debe completar un formulario online en la web de la eSafety Commissioner’s Office. Luego, para establecer cuál es el material que quiere preservar, se le solicitará que lo envíe a sí mismo a través de Messenger. El organismo notificará a Facebook del pedido pero no tendrá acceso a la imagen. Una vez dado este aviso, un «representante entrenado» de la empresa revisará la información y creará un hash (si no sabés qué es, ¡mirá esta nota sobre criptografía!), que será guardado para evitar que alguien publique esa foto en un futuro. Dado que la compañía genera un hash para todas las imágenes subidas, en caso de que alguien quiera publicarla, la plataforma detectará el número duplicado y no permitirá subirla o compartirla.
Facebook aclara que solo conservará el hash (no la imagen) y que, una vez encriptada, notificará al usuario para que elimine el material en la conversación de Messenger. Una vez hecho esto, la borrará de sus servidores.
Si bien la red social resalta que esta es una forma voluntaria y segura de proceder para prevenir la publicación no consentida de imágenes íntimas, hay, al menos, dos grandes preguntas.
La primera: ¿cómo se asegura el usuario que Facebook realmente borrará el contenido? Los términos y condiciones de uso de la red social parecieran estar a favor del usuario. En este artículo publicado por Iván Linares en El Androide Libre se explica que en las redes sociales «el autor del contenido es su propietario, pero especifican que el uso de todo el contenido publicado pertenece a la empresa que ofrece el servicio». La aclaración por parte de Facebook de que eliminará el contenido una vez que el usuario haga lo propio en el chat indicaría que es condición para cumplir con estos términos, ya que la cesión de los derechos «finaliza cuando eliminas tu contenido o tu cuenta, salvo si el contenido se compartió con terceros y estos no lo eliminaron”. De cualquier manera, el usuario deposita su confianza en la red y sabe que su imagen será vista por alguien que no desea, aunque más no sea el técnico.
Pero por otro lado está el uso del hash. El mayor diferencial de este método de cifrado puede ser, en este caso, una falla en el protocolo. Esta técnica de encriptación otorga un número único para cada archivo, garantizando su integridad. Es por eso que, ante dos fotos iguales, los números coinciden. ¿Cuál es el inconveniente? Que cualquier aspecto que se modifique en uno de los archivos, aunque más no sea un bit, modificará el hash, por lo que para la red social no será la misma foto.
Facebook asegura «no querer ser un lugar donde las personas teman que sus imágenes se compartan sin su consentimiento. Y es por esto que trabajan constantemente para prevenirlo». Esto ya sucede, y hay un método para reportarlo. Pero, para mejorar aun más, le solicitan al usuario que comparta de todas formas su imagen (con la exposición que implica esto) y utilizan un método cuyo punto fuerte puede convertirse, en este caso, en una vulnerabilidad.