«Google Chrome se convirtió en un software de vigilancia. Es tiempo de cambiarlo». Bajo ese título, el Washington Post publicó una columna de Geoffrey Fowler, donde contó sus hallazgos al hacer un pequeño test de privacidad en el navegador. Allí, el periodista señaló, entre otras cosas, la entrada masiva de cookies como uno de los principales problemas y aconsejó el cambio a Firefox.
«En una semana de búsquedas en internet desde mi computadora descubrí 11.189 pedidos de cookies de seguimiento que Chrome permitió pasar pero que fueron automáticamente bloqueadas por Firefox. Estos pequeños archivos son los ganchos que las empresas de datos -incluyendo Google- usan para monitorear los sitios que visitás y luego armar perfiles de tus intereses, ingresos y personalidad», puede leerse en los primeros párrafos. Ahora bien, ¿es el navegador en cuestión un software de vigilancia? ¿Qué podemos hacer al respecto?
Para sacarnos estas dudas, desde OtraWebDeTecno consultamos a Alfredo Ortega, especialista e investigador en Seguridad Informática. «Si bien Google Chrome no es un software espía per se -ya que la definición de esta categoría es distinta- el problema es que no hace nada para detenerlo. Lo que plantea la nota en cuestión es que la inacción de la compañía responde a una forma de ayudar a este tipo de software de vigilancia«, consideró.
Quizás te preguntes por qué Google adoptaría esta posición. La respuesta es sencilla: negocios. «Es muy probable que el planteo de la nota sea cierto: es de público conocimiento que el modelo de negocios de la empresa se basa en vender la información de la gente. De hecho, nos avisa que extraerá nuestros datos, hábitos de navegación y hasta leerá nuestos correos mediante inteligencia artificial», añadió Ortega.
Por lo tanto, Google no iría en contra de su propio negocio al bloquear el rastreo de los usuarios -algo que otros navegadores comenzaron a hacer de un tiempo a esta parte-. Esta situación dejó la puerta abierta para toda una red de empresas (en especial de marketing), que colocan cookies para obtener información acerca de los visitantes de sitios web.
«Lo que tiene Chrome es que, en cada sitio que usamos, no solo Google sino varias empresas pueden seguir nuestros hábitos de navegación mediante las cookies«, explicó el investigador. ¿Cómo funciona esto? Ortega detalló que existen empresas de trackers que les pagan a los dueños de los sitios para que incluyan en sus cookies (es decir, en la memoria que permite el funcionamiento de cada web) otras «extra» que faciliten la obtención de información de los usuarios que por allí pasan. «Cada sitio puede tener hasta 100 cookies de este tipo, así es como ganan plata. Son tantas que hasta pueden hacer a un sitio lento. Sin embargo, si las eliminásemos todas, no habría forma de mantener la gratuidad existente y tendríamos que pagar por cada sitio visitado», reflexionó.
¿Qué podemos hacer entonces para proteger nuestros datos?
La respuesta es sencilla: cambiar de navegador. La oferta no es numerosa pero igual consultamos a Ortega acerca de este punto. «Firefox es el que mejor combina privacidad -el tema del que venimos hablando- con seguridad -que se refiere, por ejemplo, a la resistencia a ataques, algo en lo que Chrome es muy bueno-. Tiene filtros activados por defecto que aíslan a las cookies de empresas de marketing identificadas en una lista negra, para impedir que sigan nuestros movimientos», precisó.
Además, existen opciones como Chromium (para los usuarios de Linux), que trae instalados una serie de plugins que mejorarán la privacidad. Esto puede hacerse manualmente en Chrome, instalando complementos como un adblocker y un filtrador de cookies. Otra opción, para quienes tengan dispositivos de Apple, es Safari. Además tenemos el Microsoft Edge. «Luego hay opciones más extremas, que fueron creadas con eje en la privacidad, como Brave Browser -basado en Chromium- o Tor Browser, que anonimiza todas las conexiones», completó. Para mudarnos, podemos hacer uso de algún importador que lleve la información alojada desde el navegador que usábamos hacia el que queremos utilizar (aquí Firefox te explica cómo hacerlo). «Una vez hecho, simplemente dejamos de usar Chrome», aconsejó.
«Ni Firefox ni cualquiera de las otras opciones convencionales impedirá completamente el seguimiento. Lo que hará es minimizarlo. Facebook, por ejemplo, lo seguirá haciendo porque tiene otros métodos, al igual que otras empresas grandes. Siempre podrán trackearnos porque internet funciona así. Todo es muy lindo y es gratis pero ¿quién paga todo eso? La moneda de cambio son nuestros datos», concluyó.
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