Hong Kong: el rol de la tecnología en las protestas

A comienzos de junio, un millón de manifestantes hicieron oír su voz en Hong Kong y dieron inicio a una serie de protestas que aun no han cesado y ya se consideran las más largas en su historia. Fueron desencadenadas luego de que comenzara a tratarse en el Parlamento un proyecto de ley de extradición. A lo largo de estos meses, la tecnología se vio inevitablemente involucrada y aquí haremos un repaso por los aspectos más significativos.

Antes de avanzar, veamos un poco el contexto para entender qué sucede. No te asustes, OtraWebDeTecno no se convirtió en un sitio de análisis internacional: solo ensayaré un resumen -que probablemente sea breve e inacabado- de lo que llevó a esta ola de protestas.

(Foto: The Guardian – Getty Images)

Hong Kong es una «Región Administrativa Especial» de la República Popular China (al igual que Macao). Fue devuelta al país asiático en 1997, cuando dejó de ser colonia inglesa, pero este estatus le permitió mantener su moneda, su sistema político y su identidad cultural. De hecho, estas regiones administrativas son las que tienen el grado más alto de autonomía respecto del Gobierno Popular Chino. Gracias a la Ley Básica gozan de mayores libertades que la China Continental (división de poderes, autonomía interna, por ejemplo). O al menos así debería serlo hasta 2047, cuando finalizan los 50 años de vigencia del concepto de «Un país, dos sistemas».

Sin embargo, hay quienes creen que la autonomía de Hong Kong está siendo socavada por el gobierno chino mucho antes de que se cumpla la fecha. En particular, el detonante de las manifestaciones fue el tratamiento en el Parlamento de una serie de enmiendas a la ley de extradición que permitirían por primera vez enviar fugitivos a la China continental. 13 semanas fue lo que tardó el ejecutivo en darse por vencido: a principios de septiembre, la jefa del Gobierno Autónomo, Carrie Lam, anunció el retiro del proyecto (cuyo tratamiento había sido suspendido luego de la primera protesta). De cualquier forma, esto no sirvió para aplacar a la población, que continúa manifestándose. El argumento es que la decisión llegó demasiado tarde y que «la Policía y el Gobierno carecen de ética y moral». En este sentido, esgrimen otras cuatro demandas: que se cree una comisión independiente para investigar el comportamiento de la Policía -acusada de usar la fuerza excesivamente-; que el Gobierno renuncie a presentar cargos contra los manifestantes detenidos; que se abra un proceso de reformas democráticas; y que se retracte el calificativo de «disturbios». Lam negó ceder a todas estas demandas.

Así, las protestas se mantienen y la violencia policial aumenta. En este contexto, la tecnología se ganó algunos titulares.

La batalla de los rostros

El reconocimiento facial está a la orden del día. Se multiplican las noticias acerca de su uso (y de sus falsos positivos). Por supuesto que Hong Kong no es la excepción: la Policía utilizó esta tecnología para conocer la identidad de los manifestantes. De hecho, se hizo conocido un episodio en el que un joven fue obligado a colocar su cara delante de su iPhone para desbloquearlo. Afortunadamente, había desactivado esta opción cuando lo detuvieron en un auto particular.

También recorrieron el mundo las imágenes de los manifestantes con sus rostros cubiertos, derribando postes y utilizando aerosoles para pintar las lentes. Sin embargo, fue otra la modalidad que se destacó por su originalidad: los hongkoneses utilizaron punteros láser para que las cámaras no pudiesen reconocerlos (algo que incluso puede cegar a los ojos mecánicos). Fue tal la masividad de su uso que el gobierno los declaró armas peligrosas y empezó a detener a quienes las comprasen.

La vuelta al papel

Las tarjetas de proximidad utilizadas para el transporte público han caído en desgracia. Es que, para evitar ser identificados, monitoreados o seguidos, los manifestantes dejaron de emplear las tarjetas Octopus y optaron por comprar pasajes en papel en las boleterías, creando colas de hasta diez metros y llamando la atención de todos.

No suena tan alocado si consideramos que la información vinculada a estas tarjetas está administrada por el gobierno de Hong Kong. Algunos prefirieron continuar viajando con ellas pero se aseguraron de tener bloqueadores de señales RFID.

Mensajería sin internet

Tal vez lo más ingenioso de todos estos meses esté vinculado a la comunicación. Los ciudadanos hongkoneses pusieron en práctica varias modalidades para acordar puntos de encuentro, días y horarios de las manifestaciones. Por supuesto que, como primera medida, evitaron WeChat, la app de mensajería china que reemplaza a WhatsApp en el país oriental y que está monitoreada por el Estado. En su lugar utilizaron Telegram, que provee una mayor seguridad en las comunicaciones. Si bien esta fue la más popular, también optaron por Signal, WhatsApp y AirDrop.

En estas aplicaciones crearon grupos para dar consejos acerca de la protección personal en las manifestaciones, para compartir información e imágenes de los policías de civil y para acordar los pasos a seguir. De hecho, Telegram fue víctima de un ataque DDoS y su CEO señaló que la mayoría de las IPs que causaron la interrupción del servicio provenían de China.

Pero también encontraron un uso alternativo a herramientas creadas con otros objetivos. En este sentido, emplearon Tinder y hasta Pokémon Go para acordar los lugares donde se realizarían protestas. Otra app involucrada fue Uber: los conductores envían sus datos voluntariamente en grupos de Telegram y, cuando son requeridos, deshabilitan el GPS y transportan a los manifestantes a sus hogares.

De cualquier forma, quizás la estrella de estos últimos meses de protesta sea Bridgefy, una aplicación de mensajería que no utiliza conexión a internet. ¿Cómo funciona? A través de tecnología Bluetooth. Tal fue su éxito que, a principios de septiembre, sus descargas se habían disparado casi un 4000%. Básicamente, un usuario emite un mensaje que viaja en una red de pares (peer to peer) saltando de teléfono en teléfono hasta llegar a su destinatario. Mientras más personas tenga cerca con la app instalada, más rápido llegará la comunicación. Además de permitir la comunicación personal, Bridgefy también facilita la posibilidad de enviar mensajes a todos los usuarios que estén en su rango.

Redes sociales progobierno

Las redes sociales no se quedaron afuera. Si bien no fueron utilizadas por los ciudadanos por temor a ser individualizados, no puede decirse lo mismo del gobierno chino. Twitter eliminó más de 900 cuentas originadas en el país asiático con el objetivo de manipular la opinión pública en las protestas. Facebook, por su parte, halló 5 cuentas, 7 páginas y 3 grupos con el mismo propósito.

Aunque tal vez el podio se lo lleve Tik Tok, donde las protestas simplemente no existen. Los resultados de buscar «#hongkong» en la app de videos breves oriunda de Beijing (China) ni siquiera arrojan propaganda progobierno: solo muestran selfies, fotos de comida o de chicos haciendo playback. En un comunicado, la empresa argumentó que esto sucede porque es «un lugar de contenido entretenido y positivo», según el diario Washington Post.

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