A mediados de febrero, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se refirió a la desinformación vinculada a la pandemia de coronavirus como “infodemia”. Desde ese momento, tanto el uso de esta palabra como las noticias falsas alrededor del tema escalaron y los esfuerzos por frenar su viralización parecen no ser suficientes.
“La infodemia está obstaculizando las medidas de contención del brote, propagando pánico y confusión de forma innecesaria y generando división en un momento en el que necesitamos ser solidarios y colaborar para salvar vidas y para poner fin a esta crisis sanitaria”, explicó el funcionario. Pero la desinformación no solo viene de la mano de los medios y quizás por eso es tan difícil de parar. Por un lado, es cierto, tenemos artículos periodísticos con información errónea, manipulada o con títulos engañosos que apuntan más al clickbait y la indignación de los lectores que a colaborar en la lucha contra el coronavirus. Por otro, están los audios, fotos e historias que se viralizan por redes sociales y servicios de mensajería, y que van desde estafas hasta consejos de supuestos médicos que nadie conoce.
La mensajería, a la cabeza en materia de desinformación
El Instituto Reuters de la Universidad de Oxford (Inglaterra) realizó una encuesta con el objetivo de comprender cómo las personas consumen información en el marco de la pandemia y cómo circulan las fake news. El cuestionario abarcó a ciudadanos de seis países: Argentina, Alemania, Corea del Sur, España, Reino Unido y Estados Unidos.
En líneas generales, observaron que el consumo de noticias aumentó en este contexto y que la mayor parte de las personas se informan a través de (una combinación de) redes sociales, buscadores, sitios de video y aplicaciones de mensajería. Esto sucede en particular en segmentos con un bajo nivel de educación formal y entre jóvenes. La confianza está del lado de fuentes como médicos, científicos y organizaciones públicas de salud (aquí se suman los gobiernos nacionales, con excepción de España y Estados Unidos); y la mayoría señaló a los medios como «relativamente confiables».
Cuando hacemos zoom en Argentina, observamos que el 90% de los encuestados accede a las noticias a través de internet, seguido de las redes sociales (78%) y la TV (77%). Esto no nos dice demasiado por sí mismo: en la actualidad tanto los medios como los organismos, gobiernos y profesionales cuentan con presencia digital. De hecho, al ser consultados por las fuentes consumidas, el podio en el país está ocupado por las empresas de medios (74%), el gobierno nacional (52%) y las organizaciones de salud (46%).
Ahora bien, los autores del informe señalan que las plataformas constituyen «un jugador clave en la manera en que las personas acceden a esa información». En Argentina, el 65% de los participantes aseguró utilizar Google; el 53%, Facebook; y el 46%, YouTube. Un dato a destacar: casi la mitad de los jóvenes de 18 a 24 años elige Instagram para acceder a información vinculada al COVID-19.
Pero, ¿qué pasa cuando sumamos al cuadro las apps de mensajería? Bueno, la situación se complejiza. El 45% de los encuestados dijo haber visto en esos canales «mucha» o «demasiada» información falsa sobre coronavirus en la semana anterior a la encuesta; al tiempo que el 43% señaló lo mismo en redes sociales. La procedencia de la desinformación se centra en los desconocidos (47%), los conocidos (31%) y los medios (30%).
Estafas hasta abajo de las piedras
Pero no solo la desinformación circula con intensidad en los servicios de mensajería. WhatsApp en particular se ha convertido en una vía de difusión de engaños de todo tipo. Nos referimos en particular a las estafas. Ya hablamos de esto en otras oportunidades: la emergencia sanitaria se convirtió en la excusa perfecta para el phishing y el robo de datos personales. De hecho, desde ESET advirtieron que aumentaron los archivos maliciosos que utilizan el nombre de apps de videoconferencias. ¿Con qué objetivo? Pues para instalar malware.
Hace unas semanas circuló un enlace falso para recibir un subsidio estatal y otro diciendo que Adidas estaba donando pares de zapatillas para luchar contra el coronavirus (?). A pesar de la poca creatividad de algunas estafas, muchas personas son engañadas y ceden su información. Por eso, estas se multiplican.
Otra campaña maliciosa que se viralizó a través de la app de mensajería ofrecía una supuesta ayuda alimentaria por parte del gobierno de los Estados Unidos. El texto, en castellano, afirmaba brindar un cupón de «US$877,30 más (BONO)» y estaba disponible para «personas que estén legal o ilegal». En caso de hacer clic en el enlace desde un celular, el usuario se encontraría con una encuesta para completar y luego con un pedido de reenvío del engaño. En caso de acceder a esto, se intentaría instalar un complemento de adware en el teléfono.
También fueron creadas estafas como esta falsa promoción de cerveza gratis. «Quedate en casa con cuatro barriles de cerveza gratis» es lo que anunciaba el mensaje, suplantando la identidad de una marca internacional, que se viralizó por varios países de América Latina. Para acceder al supuesto beneficio aquí también era necesario completar una encuesta y reenviar el mensaje (tal como en las viejas cadenas de correos electrónicos).
Por si esto no era suficiente, fue distribuida además una campaña que ofrecía internet gratis pero, en realidad, solo instalaba adware, para que el usuario recibiera publicidad no deseada. «100 GB de datos de internet sin ninguna recarga por motivo de cuarentena (corona virus)» rezaba el texto. Al acceder al enlace, una vez más, era preciso completar una encuesta y reenviar el supuesto beneficio para conseguirlo. El detalle de este engaño en particular es que, una vez viralizado, el usuario debía corroborar que fuese humano instalándose una app.
Como vemos, los esfuerzos de los cibercriminales no se agotan, por lo que debemos estar muy atentos a los mensajes que nos son reenviados. En principio, dudar de las fuentes que envían información y desconfiar de la bondad de las marcas que lanzan promociones son dos buenas opciones. Segundo, es fundamental chequear estos mensajes; por ejemplo, una rápida búsqueda en internet desenmascará los intentos de phishing. Tercero, si nos llegó una estafa podemos denunciarla en la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) -solo hay que escribir a denunciasufeci@mpf.gov.ar-. Y, por último, no viralicemos ni los engaños ni cualquier otra información de la que no estemos 100% seguros. Recordemos que al coronavirus lo vencemos entre todos y eso incluye a la desinformación.
[ACTUALIZACIÓN] A principios de abril, Facebook (dueña de WhatsApp) estableció una nueva normativa a nivel mundial que disminuía el reenvío de mensajes «altamente reenviados» de cinco personas o grupos a solo uno, en un intento por controlar la desinformación que circulaba por su plataforma. Recientemente señalaron que la medida fue exitosa, ya que la difusión de este tipo de contenido se redujo en cerca de un 70% (así lo informó la compañía al sitio web TechCrunch).
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