El otro día, ya no recuerdo dónde, leí al pasar en alguna red social un mensaje de un padre que aseguraba que su hijo no le creía que era más viejo que Google. Independientemente de la veracidad del comentario (desde acá elegimos creer), nos ayuda a tomar dimensión de la rapidez con la que ciertos avances tecnológicos surgen y se instalan en nuestra cotidianidad. Con ellos llegan nuevas costumbres, nuevas necesidades, nuevas opciones y, por supuesto, nuevos negocios.
Hoy es el cumpleaños número 10 de Instagram, esa red social que surgió como una app para colocar filtros a nuestras fotos y que se transformó en un ícono infaltable en los dispositivos móviles. Una década le alcanzó para posicionarse como una de las redes sociales de mayor penetración a nivel mundial. Es que ahí ya no solo “arreglamos” imágenes sino que publicamos videos, compartimos nuestro día en las Historias, jugamos un poco con los Reels y los efectos, compramos, vendemos y nos relacionamos.
Su despegue fue rápido: la aplicación de Kevin Systrom y Mike Krieger alcanzó el millón de descargas a dos meses de su lazamiento; y antes del año pasó las diez millones. Dos años después de su creación fue adquirida por Facebook por mil millones de dólares. Podríamos decir que Mark Zuckerberg absorbe los intereses de los jóvenes: cuando estos empezaron a migrar de su red social, compró Instagram. Cuando volaron hacia Snapchat intentó adquirirla y, al no poder, lanzó las Historias (2016). Cuando se escaparon a TikTok, imitó los Reels (2020). La evolución de Instagram no descansa, y cada vez se hace más adictiva. Además de la aspiración de perfección y felicidad que transmite, se ha discutido acerca del efecto nocivo del contador de corazones –en 2019 la empresa anunció que comenzaría a ocultarlos como parte de una prueba-.
Detrás de las fotos en lugares paradisíacos, de las comidas y las recetas, del fitness y las mascotas hay un enorme negocio. La parte más evidente es el Market Place, que permite comprar y vender artículos sin salir de la app. Pero también están los influencers, los contenidos patrocinados y la publicidad. Tengamos en cuenta que las últimas estadísticas de usuarios informadas desde la red social en 2018 indican que se registraban mil millones de usuarios activos mensuales y que se estima -dado que la compañía no hace un desglose público de sus ingresos- que en 2019 representó más de un cuarto de las ganancias publicitarias totales de Facebook (USD 20 mil millones).
Instagram no está exenta de problemas. Es por eso que, en el marco de la celebración, anunciaron que tomarán nuevas medidas contra el bullying. Por un lado, probarán una función que oculta aquellos comentarios que sean similares a los ya reportados (los usuarios podrán verlos tocando en «Ver comentarios ocultos). Por otro, expandirán las advertencias para comentarios cuando una persona intente repetidamente publicar mensajes que podrían ser ofensivos. Las medidas de las plataformas para regular los discursos de odio suelen ser insuficientes, aunque tienden, al menos, a abordar el problema. Mientras esperamos resultados, repasamos los primeros diez años de la red social que nos hizo creer que todos podemos ser fotógrafos.
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